Unasur – Liga Árabe: una relación con claroscuros

24/Feb/2011

Infobae.com

Unasur – Liga Árabe: una relación con claroscuros

Los gobiernos sudamericanos tendrán que dejar de lado la realpolitik en su acercamiento a países del Magreb y Medio Oriente y solidarizarse con las demandas democráticas de esos pueblos.La conferencia de países miembros de la Liga Arabe (ASPA) y los de la Unasur tenían previsto realizar un tercer encuentro plenario en Lima, Perú, el 16 de febrero pasado. El temblor geopolítico que afecta a varios integrantes de la primera obligó a una postergación. En principio, la nueva fecha es abril. Pero la pausa debería ser aprovechada para reflexionar sobre el marco de esa relación. Así lo sugiere el historiador y especialista en geopolítica, Jean Jacques Kourliandsky, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS, por sus siglas en francés), en un artículo publicado por el diario Le Monde. El autor recuerda que “el encuentro (de Lima) debía coronar un nuevo orden mundial, marcado por el ascenso de potencias de regiones por largo tiempo periféricas; (una idea) que partió del Brasil en 2005”. La iniciativa prosperó, cree Kourliandsky, porque tanto los países latinoamericanos como los del Magreb y de Medio Oriente deseaban capitalizar diplomáticamente una coyuntura económica e internacional que les era favorable. Se intensificaron entonces los contactos. Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, visitó América del Sur. Lo mismo hizo el jefe de Estado sirio, Bachar El Assad, mientras que Hugo Chávez visitó Damasco y Trípoli y la presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, realizó una gira por los países del Golfo. El Mercosur firmó un acuerdo de cooperación comercial con la Autoridad Palestina. Y, como corolario de estos acercamientos, en los meses previos a la cumbre -hoy postergada- entre ambos conglomerados supranacionales, se produjeron los reconocimientos en cadena de Palestina como Estado por varios gobiernos sudamericanos: Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú. Las rebeliones populares en Túnez y Egipto y el derrocamiento de sus regímenes cambiaron el panorama y obligan a una revisión de este proceso. “Indiferencia democrática” Según, Kourliandsky, “la conferencia de Lima fue suspendida en términos escogidos, llenos de sobreentendidos que rozaron la indiferencia democrática”. El experto cita al presidente peruano Alan García: “Estamos atentos a lo que decidan los dirigentes árabes. Comprendemos el severo problema de inestabilidad en la región, que lleva a algunos a dudar de efectuar desplazamientos al exterior”. Kourliandsky habla de “sorprendente frialdad solidaria respecto de los movimientos populares árabes (porque), a diferencia de otros países emergentes, los de América Latina tienen gobiernos surgidos de elecciones libres (y) son representativos de partidos y movimientos que debieron luchar para que la democracia sea reconocida”. Recuerda por ejemplo que algunos de sus líderes padecieron el exilio, como el propio Alan García, y otros fueron torturados y encarcelados como la brasileña Dilma Rousseff y el uruguayo José Mugica. “Sin embargo, dice, el ascenso en fuerza de la reivindicación democrática árabe los ha dejado sin voz”. Y se pregunta: ¿Cómo interpretar este desfasaje, tanto más ilegible cuanto que algunos partidos de gobierno latinoamericanos participaron este mismo mes en el Foro Social Mundial de Dakar para defender la puesta en marcho de ‘otro mundo’?”. En rigor de verdad, cabe aclarar que el gobierno peruano rectificó su inicial “frialdad solidaria” hacia el pueblo libio suspendiendo toda relación con el régimen de Khadafi. Para Kourliandsky, “la moraleja de esta historia (remite) a los manuales de geopolítica y a la Realpolitik”. Y explica: “El desacople entre lo que se es, en casa, y lo que se hace fuera de sus fronteras es una constatación común a todos los países. (…) Hasta ahora, los países latinoamericanos emergentes habían pasado por alto la violación de los derechos humanos y la ausencia de libertades democráticas en el mundo árabe-musulmán. Ausencia y silencio que estaban en contradicción absoluta con los combates llevados adelante en sus países para ganar la batalla democrática por los García, Kirchner, Lula, Mugica y otros”. Una actitud que se repite con Cuba Kourliandsky no lo menciona, pero el mismo doble estándar es aplicado en América Latina a Cuba, la excepción democrática del continente. Los mismos gobiernos que excluyeron a Honduras de la OEA por el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya abrieron las puertas del organismo a un eventual regreso de la isla, sin precondiciones. Es decir, sin preocupación por la incompatibilidad manifiesta entre el estatuto de la organización y la ausencia de libertades políticas en ese régimen de partido único. El especialista del IRIS recuerda que en la cumbre de Doha un muy aplaudido Ben Ali -hoy presidente tunecino depuesto- decía: “Nuestros dos grandes polos geográficos (…) están en condiciones hoy de jugar un rol activo al servicio de la seguridad, de la paz y del desarrollo del mundo”. Y concluye entonces: “La paradoja del día, momento de verdad al cual deberán atenerse los jefes de Estado latinoamericanos, es el de una realidad que vuelve los valores democráticos ineludibles”.